la maldicion del color rojo....

Desde hace bastante tiempo mi color preferido es el rojo...
Quizás es por herencia, porque a mi madre y a sobrina también le gustan...
Lo cierto es, que tanto me gusta ese color que la gran mayoría de mi poco amplio guardarropas que no es negro... es rojo.
Tampoco es ningún secreto, que la cualidad femenina "ama de casa" me la lleve directo a marzo, casi casi sin posibilidades de aprobarla....
No solo quemo las comidas, soy desordenada... sino... que destiño la ropa.
La primer victima... (que fue debidamente registrada en este blog)fue un capri hermoso blanco inmaculado.. que me fascinaba... y con unas lentejuelas fuccias lo arruine... pero felizmente, vanish se apareció en mi camino... y lo pude resucitar (tristemente ahora ya no me entra... igual lo sigo guardando en mi placard, con la esperanza de que algún día mi traste se achique y el capri tan amado cierre sus botones).
El segundo episodio, fue con un pantalón turco rojo. Jamás imaginé que el modal destiñe. Pero si, sépanlo: EL MODAL DESTIÑE!!!! no fue muy grave, pero alguna que otra prenda salió herida.
No aprendí la lección... y luego manché una musculosa blanca con mi pantalón turco de modal negro...
A partir de ahí... la vida siguió como debe de ser, y no volví a tener grandes inconvenientes con el lavarropas... a lo sumo inundar un baño... pero nada más grave que eso.
El tiempo pasó... y comencé a lavar la ropa para EL y para mi...
y ahí... las victimas comenzaron a ser sus ropajes...
obviamente que el culpable, fue el color rojo... una vez más.
Primero fueron unas sabanas... que eran de color marrones... pero vaya a saber uno por qué empezaron a desteñir de color rojo...
Primero, fue mi pijama de vaca, que me regalo mi amiga M... las vacas se convirtieron en vacas rosas. Después fue el colchón, la pared...
Pero como no eran suficientes pruebas para que me de cuenta de que claramente las sabanas desteñían... las metí con ropa clara... entre ellas, una remera de ÉL y unos calzones negros... con unos dibujitos blancos que... pasaron a ser ROSAS.
Me comprometí a no meter esas sabanas con ropas claras... y pude cumplir orgullosamente mi promesa... y reemplace esas sabanas destiñidoras a otras muy bonitas, en diferentes tonos de rosas... que ocuparon a la perfección el rol de arruinar ropa...
Pasó el tiempo, los lavados sucedían felizmente... quizás algún triste olor a podrido aparecía en alguna tanda, por un olvido de colgarla... pero la ropa estaba sana, radiante, limpia... y respetando fielmente cada una su color...
Papá noel me trajo un hermoso vestido batik de bambula rojo...
Y no lo vi traspapelarse con la tanda de ropa, en la que se incluía la remera nueva de EL, blanca, inmaculada...
Antes de cerrar la tapa, cual nostradamus, ÉL sentenció: "no habrá nada que destiña, no?" jocosamente le respondí que no. Que ciega estaba...
La ultima prenda lavada que saqué fue su remera... rosa... completa y absolutamente rosa...
Me entró un ataque de risa de los nervios, y fui a su encuentro... y luego, al encuentro del vanish en algún lugar.... recorrí dos supermercados, y por suerte en el tercero estaba en la góndola, llamándome...
Junto con el traje un kinder y unas mogul, como disculpas... y me fui a intentar revivir la remera...
Por ahora, después del primer lavado... la remera sigue igual... la dejé en remojo... rogando que aunque sea haya una tímida señal del blanco que antes tenia...

Bueno, después de escribir como una loca... me doy cuenta que la maldición no es tanto del rojo destiñidor... sino del rosa que llega para no irse...


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