BARRANCAS DE BELGRANO

Estaba cruzando la calle en Barrancas de Belgrano con un migo, cuando un niño que no tendría más de doce años nos apuntó con algo que no sabemos qué es, pero que tenía la forma de las vengalas de las tortas de cumpleaños, hacía una chispita de fuego y un ruido como el que hacen los petardos cuando explotan.
Me asusté muchisimo. Se me heló la sangre.
No pensé que era un arma de verdad, pero si creí que era una de esas que disparan balines... y lo primero que se me vino a la mente en ese micro segundo fue "me arruinó la cara".
La secuencia se repitió unos minutos después, con la diferencia de qe ya estab sola y de que eran cuatro los niños, que pasaron caminando cerca mio, y sin detenerse me apuntaron con ese mismo artefacto diciendome: "eh dame toda la guita guacha".
Ahí no me asustó el efecto del sonido similar a disparo, sino la sensación de que me iban a robar.
Me entró un temblor en el cuerpo espantoso.
Me sentí debil, vulnerable e indefensa...
Por un momento, cuatro NIÑOS tenían más poder y autoridad sobre mi persona que yo.



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