PIRATAS Y PRINCESAS

Hoy tenia animación temática; Piratas y princesas.
Es una animación actuada, donde el pirata se enamora de la princesa, y se quiere casar. Y la princesa no quiere saber nada, entonces le propone un desafío al pirata: hacer una serie de competencias, y si ella gana, el pirata la tiene que liberar, y si el gana la princesa debe casarse con él.
La animación, o como les digo yo "animé", era en tigre. Es un grupo que conocemos de memoria, de niños revoltosos. Y además, iban a ser cuarenta.
Fuimos cuatro animadores.
Llegamos quince minutos antes de comenzar la fiesta, y ya estaban todos los pequeños demonios allí. Y el animador que debía hacer de pirata, estaba retrasado.
Con mi socia nos miramos, y ella se postuló para hacer de pirata.
Fuimos al baño a cambiarnos. Yo le sugerí que se pintara bigotes para verse más varonil. Ella tomó en seguida un delineador negro y comenzó a dibujarse barba. Cuando levanté la vista y la vi, era otra persona: no solo se había hecho bigotes, sino que también se dibujó pelos entre ceja y ceja y lunares asquerosos en los cachetes... la miré impactada, y me sonrió. Ahí descubrí que también se había pintado un diente negro.
Caracterizó al pirata con una tonada española. Y en cuanto las criaturas la vieron, varias se largaron a llorar de manera descontrolada, entre ellos... uno de los cumpleañeros.
No hubo manera de hacerles entender a los pequeños de que era una mujer disfrazada de varón... y si ella estaba cerca no querían jugar.
Se alejó, y comenzó "en paz" la rutina de juegos...
De pronto la miro, y la veo abrazada a un muñeco de gusano... y me hace gestos de que el pirata iba a desaparecer.
El padre del cumpleañeros la ayudó a escabullirse detrás de una cortina para pasar al otro lado del salón y meterse en el baño sin ser vista por los susodichos...
El problema era que no había crema demaquillante. Así que por largo rato se refregó la cara, para poder quitar todo ese exceso de delineador en su rostro. Salió del baño con la cara totalmente roja... irritada.
Pero eso no fue todo...
Olvidamos llevar los caramelos para la piñata. Y estábamos en un barrio privado, por ende, no había un quiosco cerca ni soñando.
Llamé al animador retrasado, y le pedí que traiga cincuenta caramelos.
En el momento de armar la piñata, se los pido... y para mi horror me doy cuenta de que contaba con un manojo de sugus que entraban en la palma de mi mano.
Corrí en busca de la salvación. Fui a pedirle a mi socia auxilio desesperado.
Ella, iluminada y práctica, resolvió que completariamos o mejor dicho "haríamos bulto" con elementos de carnaval carioca (que de casualidad habíamos llevado).

Finalmente, todo siguió el curso normal... y gracias al cielo los padres no se quejaron.

Hacia mucho tiempo que no sentía que una animación se me iba de las manos.
Estoy agotada...
Por un momento me asusté: pensé que habíamos involucionado.
Pero no, un tropezón no es caída, y una mala fiesta la tiene cualquiera...




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