Mis Palabras Raras Todas Juntas...

Viernes por la tarde. Serían aproximadamente las 17 horas...
Subo a la linea A del subte, con mi bolso gigante y el mp4 en mano. Iba rumbo a una animación que de antemano sabia que era complicada.
Me siento en el viejo vagón (se les dice vagones también a los cositos del subte??), en esos asientos que quedan en la cabecera del "vagón".
Trato de abstraerme, de que la música me lleve a otro lugar... lejos de aquí.
En eso veo un señor parado de espaldas, y un niño (seguramente su hijo), haciendo malabares para mirar en dirección hacia donde estaba yo.
El padre se pone de costado. Se dicen algo. No puedo comprender que. El padre se sonríe y asiente con la cabeza. El niño se levanta de su asiento, y se sienta al lado mio.
De golpe me siento observada por el pequeño ocupante, compañero de asiento. Intento mover los labios, siguiendo la canción que se escucha en mis oídos.
Lo miro al padre que se cruza miradas complices con el chiquillo.
El niño vuelve a levantarse, pero esta vez se queda parado con el padre, mirando y haciendome caras...
Primero pensé: "se dio cuenta de que animo cumpleaños infantiles" (como si yo fuera una especie de batman, que mi trabajo fuese como mi identidad secreta)... después empece a pensar que quizás la madre y su hermanita estaban en el otro vagón, que era parte de un juego divertido verse a travez de las ventanas...
No pude evitar darme vuelta para comprobar mi hipotesis. Y me encuentro con un vagón sin madres, sin hijas. Solo con gente sentada, enmarañada en sus pensamientos...
Me reacomodo en mi asiento, levanto la vista, y veo que el niño me regala una sonrisa sin dientes, y me saluda con la mano.
Lo que siguió fue un despliegue de caras, miradas del pequeño galan hacia mi.
Me sentí intimidada. Me dio verguenza.
No podía parar de preguntarme de donde me conocia.
Finalmente salió del subte, y se perdió de la mano del hombre de traje en medio de una multitud que bajó en la estación once.
Me llenó de ternura...




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